Yin yang explicado por George Ohsawa

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Yin Yang

Los textos más antiguos sobre macrobiótica forman parte de su legado y aunque hoy día se ha evolucionado y flexibilizado la manera de aplicar y entender sus contenidos, para mi siguen siendo fuentes interesantes de conocimiento a la vez que ayudan a entender las experiencias de las personas que la difundieron en occidente. George Ohsawa nació en 1893 y murió en 1966, dos años antes de que yo misma naciera. Existía otro clima social y medio-ambiental. Es importante trasladarnos a la mentalidad de aquella época al leer lo que él escribió y viene a continuación. 

Todas las cosas están divididas en dos categorías, que son simultáneamente antagonistas y unificantes: el Yin y el Yang. El Yin puede ser llamado fuerza centrífuga y el Yang fuerza centrípeta.

POSITIVO Y NEGATIVO

El Yin y el Yang, al mismo tiempo, están en oposición y se complementan uno al otro, tal como el día y la noche, el hombre la mujer, el invierno y el verano. Son dos opuestos fundamentales, que se unen para destruir y crear cualquier cosa que exista en el Universo. No pueden estar totalmente opuestos porque son siempre limitados y relativos. Están ligados entre sí como la noche y el día. Y cuando es noche en Occidente, es día en Oriente. Nada existe totalmente Yin o totalmente Yang. Puede ser más Yin que Yang, o más Yang que Yin, y así los designamos como uno u otro.

Este “dualismo” también existe en las religiones occidentales. Jesús comprendía y admitía que Satanás existía incluso en El, el Hijo de Dios. Según el Principio Unico, en este mundo nada existe que sea totalmente bueno o malo, así como nada es totalmente Yin o Yang. En este mundo de relatividad, el Yin inevitablemente se convierte en Yang, y el Yang se convierte en Yin.

Solamente aquello que es eterno, absoluto e infinito puede ser llamado “bueno”, en el sentido absoluto. En la Tierra llamamos “bueno” a aquello que nos gusta, y “malo” a aquello que no nos gusta, o sea también, aquello que consideramos provechoso para el hombre y aquello que suponemos es perjudicial. Lo que puede ser bueno para un hombre, entretanto, puede ser malo para otro.

Las virtudes, en ciertas circunstancias, pueden ser vicios como cuando la economía se convierte en avaricia, el coraje en temeridad, la paciencia en indolencia. En este mundo, la mutación es la única constante. Para los que comprenden la paradoja práctica del pensamiento Yin-Yang, la vida es una educación constante en la mayor universidad que existe y que no cobra matrícula ni mensualidades. Para los que nada saben del Yin y Yang, la vida puede ser un infierno. El centrípeto Yang es constrictivo y produce calor, sonido, densidad, peso: la tendencia a ir hacia abajo.

El centrífugo Yin es expansivo y produce frío, silencio, dilatación, expansión, liviandad; la tendencia a ir hacia arriba.

Desde el punto de vista físico, cualquier cosa que contenga más agua que sólidos –siendo iguales cada una de las otras condiciones– es Yin; lo inverso es Yang.

En términos de composición química, los compuestos ricos en hidrógeno, carbono, litio, arsénico y sodio son más Yang de lo que los otros desprovistos de estos elementos y que, a su vez, son ricos en potasio azufre, fósforo y nitrógeno.

Todo lo que existe en el Universo tiene una forma, un color y un peso característicos. Una forma prolongada en una posición vertical, es Yin. La misma forma extendida horizontalmente es Yang. La primera es dominada por una fuerza centrífuga o Yin. La segunda está bajo la influencia de una fuerza centrípeta o Yang.

ARTE

A B C D son formas verticales regidas por la fuerza centrífuga.

E F G H Son formas horizontales regidas por la fuerza centrípeta.

Cada par de formas tiene la misma dimensión, la misma superficie geométrica. Pero son antagónicas. Una es Yin y la otra es Yang. Los antagonismos entre C y G y entre D y H son bastante pronunciados., C y G superpuestos se

combinan para formar la estrella judaica de David. D y H superpuestos se combinan formando una cruz. La unión de las formas básicas Yin-Yang dio origen a símbolos sagrados fundamentales.

PESO

La fuerza centrípeta gobierna todo lo que es pesado y, por lo tanto, es Yang. La fuerza centrífuga gobierna todo lo que es leve y, por lo tanto, es Yin. Cuanto menor el peso, tanto más Yin.

Formas yin A B C D

Formas yang E F G

COLOR

El color es nuestra primera percepción sensorial. Sin color, nada podemos apreciar. La clasificación de los colores básicos es fácil. Colores calientes y fríos representan los extremos Yin y Yang, con todas las otras graduaciones

de calor y frío en posición intermedia. Es tan simple como el arco iris, que va del extremo Yang, o el rojo, pasando por el naranja, amarillo, verde, azul y añil, hasta el extremo yin, o violeta.

Partiendo de estas tres características fundamentales, forma, peso y color, todo en el Universo puede ser clasificado como Yin o Yang, sin necesidad de aparatos complicados o análisis químicos. Esa clasificación puede ser “científicamente” confirmada tomándose como base la tasa Potasio / Sodio (K/Na) establecida en las tablillas analíticas.

Pero asimismo, este último método no es exacto, pues la tasa K/Na puede discordar considerablemente entre varias especies de la misma planta o en sus diversas partes.

VARIACIONES GEOGRÁFICAS

Todas Las cosas que son producidas y nacen en climas fríos son Yang, comparadas con aquellas que mejor se adaptan a climas calientes. Por ejemplo: una manzana roja del Canadá es Yang. Un mango púrpura de Trinidad es Yin.

Las personas que viven en un clima frío son siempre más fuertes, fisiológicamente, que aquellas que viven en un clima caliente, pues comen más alimentos Yang, que, paradójicamente, son producidos más fácilmente en el clima frío, Yin.

PALADAR

Así como los colores van del extremo Yin al Yang, así también podemos distinguir el Yin del Yang por el paladar y por el olfato. Las graduaciones de Yin a Yang, son las siguientes: cáustico, ácido, dulce, salado, amargo. La pimienta dilata nuestros capilares y aumenta la circulación sanguínea dando una sensación de calor: es extremadamente Yin. El berro es amargo y da sensación de frescura: es extremadamente Yang. Conviene recordar que estas relaciones son sólo de los sabores naturales y no de los artificialmente condimentados o manufacturados químicamente. La dulzura del azúcar blanco, químicamente manufacturado, es cien veces mayor que la del azúcar natural, a nuestro paladar El azúcar blanco, fabricado por procesos químicos, ocupa el extremo Yin en la escala de los alimentos. De un modo general, los vegetales más Yin son: la berenjena, los higos, las pasas de uva, la col y el repollo “morados”, que en la realidad son violáceos, el germen de la patata, las naranjas, el azúcar de caña o de remolacha. Son todos azulados o violáceos, interna o externamente. Son ricos en vitamina K y C, y todos muy Yin.

Los alimentos yang, al contrario son rojos o amarillos: carne y todos los productos de la hemoglobina, pescado, huevos, vitamina D, zapallo, zanahoria, ñame (tipo de patata), manzana, cereza, frutilla. Son ricos en sodio (Na) en comparación con el potasio (K).

El factor esencial para la nutrición apropiada del cuerpo humano consiste en la proporción adecuada de Yin y Yang en los alimentos ingeridos.

El potasio (o K) puede ser considerado como el símbolo de los elementos Yin en nuestros alimentos. El sodio (o Na) puede ser considerado como el símbolo del Yang. La tasa K/Na es muy práctica como guía, pues tanto K como Na se encuentran en casi todas las composiciones químicas de los alimentos y son los más importantes indicadores químicos del Yin y del Yang.

La mejor proporción de Yin /Yang, o K/NA, es de cinco por uno. El arroz natural, sin pulimento, es el alimento perfecto: presenta el equilibrio justo de 5 por 1.

Todos los alimentos cuya tasa K/Na es mayor de 5 por 1, son Yin. Por ejemplo, la banana es de 850/1, la naranja es 570/1, la patata es de 512/1, y el pomelo es de 390/1.

La alimentación del hombre evolucionó con él a través de los siete aprendizajes biológicos que siguieron al abandono del “hábitat” marino. Los cereales constituyen la etapa final de esa evolución alimenticia, y contienen todas las propiedades necesarias a la vida en su forma más elevada, siendo, pues, el alimento perfecto para el hombre.

Escrito por George Ohsawa.

Agnès Pérez
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