El bazo en los cambios de estación

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El bazo pertenece en la medicina oriental al Elemento Tierra. Los textos clásicos de la MTC afirman que el elemento tierra no corresponde a ninguna estación sino a la transición entre cada estación (últimos 18 días donde la energía vuelve al centro y se recarga para volver al exterior en la nueva estación,) aunque se manifiesta con más intensidad a finales de verano o quinta estación. Un bazo sano hace que el organismo sea vital y ayuda a una inmunidad fuerte (controla nuestras defensas) y por tanto a crear resistencia frente a la enfermedad. Se relaciona con el Ki del grano, traducción digestión, todo el proceso digestivo

Cuando nos adaptamos a nuestro entorno, conocemos nuestras necesidades y les hacemos caso estamos favoreciendo un buen funcionamiento de nuestro bazo. Para ello, es muy importante que nuestra nutrición sea la adecuada desde la infancia. Al nacer, nos nutrimos con la leche materna, con su soporte y con la protección de nuestros padres; con el destete, nuestros padre-madre nos siguen nutriendo con los alimentos que saben que serán los mejores y desarrollamos capacidades digestivas más complejas, a la vez que tomamos ejemplo de cómo cuidar de nosotros/as mismos/as efectuando el paso de la dependencia hacia la independencia. El bazo, al formar parte del sistema digestivo adapta los alimentos para nutrir y dar soporte a nuestro organismo. Este proceso es llamado “transformación y soporte”, saca los nutrientes y los transporta, los lleva donde tienen que llegar.  Es como la madre que nutre y entrega los frutos de su producción. Representa el hogar, el centro. Cuanto más fuerte sea la condición de nuestro bazo, más capaces seremos de nutrirnos con los alimentos que tomamos para dar soporte a las necesidades de nuestro cuerpo-mente.

A nivel mental, el bazo se asocia a nuestros procesos de pensamiento, gobierna nuestra habilidad para estudiar, concentrarnos y para procesar información. Nuestras capacidades de concentración y digestión están relacionadas y se influencian la una a la otra.  Estar muchas horas sentados/as ejerciendo un trabajo mental fuerte puede debilitar la energía de este elemento (por ejemplo, estar delante del ordenador da ganas de comer crujiente, que es la textura del elemento tierra).

A nivel emocional, el bazo contiene nuestra habilidad para satisfacer nuestras necesidades, para obtener y proporcionar nutrición emocional y soporte. A menudo se pueden confundir las necesidades emocionales y nutricionales comiendo cuando lo que se necesita es AMOR o apoyo, En los trastornos alimentarios se confunden la necesidad de afectividad con la necesidad de comer  (bulimia, anorexia). La creencia de que merecemos nutrición y la confianza de que siempre habrá suficientes nutrientes disponibles son imprescindibles para desarrollar una condición fuerte de bazo. Anatómicamente, el bazo tiene que ver con las fascias y los tejidos blandos de nuestro cuerpo que sirven para darle soporte y contención y cuando el bazo está débil, tienen un aspecto flácido o blando, sin tono o excesivamente duras y rígidas si la condición es muy yang o contraída. Las personas que trabajamos con constancia la consciencia corporal sabemos bien de la relación entre los bloqueos físicos que se manifiestan, su relación emocional y el avance espiritual que se da al traspasarlos.

¿Cómo podemos fortalecer y mantener una condición adecuada de bazo?

Físicamente al bazo le gusta llevar una vida sensual, el sabor dulce de los abrazos: abrazar, ser abrazado, el cariño y que todos los músculos se estiren, tonifiquen y relajen.

Mentalmente le gusta la paz, la calma que se respira cuando el calor del verano disminuye y estalla la primera lluvia que limpia el medio-ambiente e invita a bajar suavemente el nivel de actividad concentrar nuestra energía intelectual hacia el inicio de nuevos conocimientos y nuestra energía espiritual en ayudar a los y las demás. Por el contario, al bazo no le gusta que usemos en demasía nuestra fuerza mental en actividades intelectuales agotadoras ni estresantes o en trabajos que supongan estar largas horas procesando información. No le gusta nada que nos obsesionemos con problemas ni con actitudes que den rienda suelta a celos o preocupaciones ilusorias.

Cuidar nuestra relación con la tierra simplemente puede significar ser más terrenales, “tener los pies sobre la tierra”.  Además de a través de nuestra alimentación cotidiana, podemos potenciar la conexión con la tierra cuidando de una huerta, modelando utensilios con barro, caminando descalzas, mediante la práctica de más posturas de pie en yoga (y también siendo conscientes del elemento tierra de cada postura), practicando hacer expresión corporal o danza contemporánea “release” que nos enseña a rodar por el suelo y a caer sin dañarnos…

Nutrir la Tierra a través del alimento. Sugerencias:

–          Mastica con gratitud y agradecimiento hasta sacar el dulce natural de los alimentos. Esto nos lleva a comprender.

–          Come con alegría y actitud positiva evitando las creencias sobre alimentos “buenos” o “malos” ya que no los hay sino que cada alimento puede ser adecuado o no serlo según nuestras circunstancias puntuales, siempre en constante cambio.

–          Relájate antes de comer. Una corta meditación o postura supina de yoga que ayude a relajar los órganos abdominales y a centrar la mente resulta útil para enfocarla en la consciencia al comer y erradicar distracciones o preocupaciones.

–          Evita sobrecargar tu sistema digestivo comiendo más de lo necesario.

–          Evita beber durante la comida tanto para no inundar el bazo como para no debilitar el fuego digestivo. La sopa del inicio, el agua absorbida por los cereales, las legumbres y que contienen las verduras y el té del final son más que suficientes.

–          Evita enfriar tu bazo con exceso de comida cruda, fría o líquida.

–          Evita cenar tarde, deja pasar al menos 3h entre la última ingesta de comida y el momento en que vas a dormir.

Si te sientes: Ansioso, descentrado, preocupado, pensamientos estancados, demasiado sensitivo, celoso, crítico, cambios de humor repentinos, piensa demasiado, cínico, dependiendo de otros, pena de sí mismo/a, con cambios repentinos de energía, antojos por el dulce, digestiones difíciles, baja resistencia a las infecciones, sin energía 4-6 de la tarde, difícil levantarte por la mañana…

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Agnès Pérez
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