Cambiar nuestra alimentación según el yin yang

En este momento estás viendo Cambiar nuestra alimentación según el yin yang
Cambiar nuestra alimentación según el yin yang
“TODO CAMBIA”

Todas las manifestaciones del Universo están en constante cambio y resistirse a los cambios que naturalmente nos aporta la vida deriva en estancamiento y a veces, en enfermedad.

Por que es natural el cambio y cada persona se encuentra en un determinado punto de la espiral de su proceso personal, la nutrición despliega un amplio abanico de corrientes alimenticias como son la dieta mediterránea, el vegetarianismo, la macrobiótica, el crudivorismo, el higienismo, el vegetarianismo, la paleo-dieta,  y un largo etc aptas para cada condición y momento personal durante un determinado periodo de tiempo.

Ésta es una de las razones por las que es positivo no idolatrar ninguna dieta en concreto ni adoptar una postura rígida acerca de lo que es mejor, ya que lo mejor es lo que nos conviene en cada momento para evolucionar y caminar hacia el pleno desarrollo de nuestro potencial humano..

Puede que los y las que están en el proceso más puristas vegano, crudívoro o macrobiótico se ofendan a veces por la aparición de ciertos alimentos proscritos por su dieta, ideología, creencias o contrarios a sus necesidades personales en ciertas webs o blogs. Al respecto, opino que lo que le sienta bien a una persona en un determinado momento de su vida puede no sentarle tan bien a otra persona distinta. De hecho, no creo que una determina corriente alimenticia sea “la mejor”, ni en las dietas milagro, ni en las que prometen curación ya que en la curación influyen numerosos factores a parte de la dieta (que es muy importante, sí, pero no suficiente en la mayoría de los casos). Esto no significa que los alimentos estén desprovistos de propiedades “medicinales”, beneficiosas. Tampoco significa que no se tenga que ser estricta en un momento dado para conseguir un determinado objetivo de salud o de desarrollo personal.

No hay alimentos naturales y ecológicos nocivos, pero sí un alimento u otro tiene efectos diferentes en cada persona según su condición de salud y según se combinan con otros alimentos.

Así, los tomates, en la dieta mediterránea aportan vitamina C, refrescan (calman y limpian el exceso de calor en el hígado), son sabrosos y pueden ser un ingrediente adecuado para reducir acumulaciones de grasa en el cuerpo para una persona que no tenga problemas de huesos (se sabe que sus hojas son tóxicas y provocan artritis, y que los frutos contribuyen a crear rigidez en articulaciones y músculos), enfermedades degenerativas, tendencia a crear calcificaciones (depósitos de calcio en órganos, arterias, etc.) o problemas de acidez. Y al igual que los tomates, el resto de los alimentos sin procesar tienen sus características propias, aconsejables o no según cada persona y momento.

A mi parecer, nada es inamovible o igual para toda la vida y lo que puede estar llevando una persona a decantarse por una dieta u otra en un determinado momento, depende de cual es su condición o estado energético. Así, las personas muy yin querrán yanguizarse, y las personas muy yang, sentirán la necesidad de yinizarse.

El tipo correcto de alimentación es aquel que nos permite alcanzar nuestro máximo potencial de salud, ser todo lo sanos que nos permiten nuestros genes y constitución. Nos ayudará a ser lo más y mejor que podamos ser; no nos obstaculizará el desarrollo, pero no nos hará ser más de lo que podemos ser. El tipo equivocado de alimento hará el papel de dique o represa, desviando el crecimiento y frustrando nuestro desarrollo. En otras palabras, será activo en crearnos problemas y “nos hará enfermizos.”

Al efectuar cambios en la dieta hemos de tener claro que dentro de cualquier corriente alimenticia también van a haber cambios y reajustes periódicos en la forma de comer según van cambiando nuestras circunstancias personales y nuestra condición. Y ante cualquier dolencia o cualquier enfermedad, es positivo plantearse qué reajustes y cambios en el estilo de vida, pensamientos, creencias, actitudes, y por supuesto en la alimentación y disciplinas físicas se han de llevar a cabo.

A qué dieta cambiar?

1. Si demasiado yin

1.1- a causa de alimentos crudos, zumos: yanguízate con cereales integrales, legumbres, verduras. Toma sopas de miso.

1.2- a causa de azúcar refinado, alcohol o drogas: yanguízate tomando mucha verdura, algo de cereales, legumbres y proteínas. Evita el exceso de sal. Toma algo de umeboshi.

1.3- si has seguido una dieta vegana estricta durante mucho tiempo y te sientes cansada o con poca vitalidad: incorpora algo de pescado, toma más salteados.

1.4- si has seguido una dieta crudívora y sientes frio y debilidad: hazte amiga del hornillo y empieza a tomar guisos con legumbres o seitán, comida “de la mamá” (sustanciosa y nutritiva)

2. Si demasiado yang

2.1- a causa de carne, huevos, embutidos: adopta una alimentación vegetariana o vegana

2.2- por una dieta macrobiótica estricta (contractiva) mucha sal o grasa: yinízate con ensaladas, algún zumo, más fruta cruda y flexibilízate con ejercicio físico suave y lúdico.

Cómo desarrollar la intuición que nos guía en los cambios

Documentarse sobre nutrición, conociendo la energética de la alimentación, y observar los efectos de los alimentos en el propio organismo es un primer paso. Todo el mundo puede saber si algo le sienta bien o mal.

Cuanto más natural e integral sea lo que comemos, menos necesidad de tomar productos no naturales tendremos, e incluso, cuando el organismo está limpio, si algún día nos metemos en la boca algo con químicos, colorantes u otros, lo notaremos enseguida y lo rechazaremos sin esfuerzo. Nuestra vida se encauzará entonces hacia ambientes libres de tóxicos

Ante todo hay que aprender a distinguir lo que necesitamos realmente y lo que pueden ser antojos. Observando hacia qué tipo de extremos nos sentimos atraídos, podremos conocer más acerca de nuestra condición interna (contraída, tensa, rígida o al contrario dispersa, laxa, con poca voluntad…) y recurrir tanto a la alimentación como a otras herramientas para re-equilibrarnos.

Practicar la observación no es difícil. Basta con buscar un momento cada día (o varios momentitos a lo largo del día) para sentarnos y sentirnos. Entonces nos podemos preguntar: “¿Es esto o aquello adecuado para mi ahora?” Y la información viene, clara y directa.

Responsabilizarnos de nuestra propia alimentación, cocinar al menos una vez al día y sobretodo comer con gozo, deleite y evitando culpabilidades es fundamental. Si no existen libertad de elección, flexibilidad mental y paz emocional a la hora de comer, no sirve de nada tomar alimentos puros y ecológicos ya que la rigidez, el miedo y la culpabilidad son altamente tóxicos.

¡¡Buen provecho!!

© Artículo escrito por Agnès Pérez. Todos los derechos reservados. Lo puedes compartir desde esta web. Si deseas difundirlo en otra web o revista, ponte en contacto conmigo.
Más información sobre consultas y cursos de macrobiótica:
hola@agnesmacrobiotica.com
Tel: (+34) 638 893 371

Agnès Pérez
Artículo de Agnès Pérez © Todos los derechos reservados. Lo puedes compartir desde ésta web. Si deseas difundirlo en otra web o revista, ponte en contacto conmigo. ¿Te ayudo a reajustar tu alimentación? pide tu consulta online o presencial Además puedes aprender mucho con los cursos de macrobiótica y los nuevos cursos online que he diseñado con una metodología didáctica participativa y con dinámicas de enseñanza únicas.